miércoles, 29 de febrero de 2012

Supermercado El Corte Inglés de Serrano había productos que si llevaban gluten mezclados con los que no lo llevaban


Como he podido comprobar personalmente, en el Supermercado de El Corte Inglés de Serrano en Madrid, hay una sección dedicada a productos para celiacos.


Son dos muebles donde en los carteles de los mismos indica que es SIN GLUTEN. 

Pido a dicho supermercado y a los celiacos que compren en el mismo el máximo cuidado al adquirir esos productos pues he podido comprobar había productos que si llevaban gluten mezclados con los que no lo llevaban. Incluso había levadura normal para harina de trigo.

Esto pasa por que en dicho supermercado no hay un cuidado para retirar los productos peligrosos.

En un peligro que estas cosas pasen, porque pueden producir graves consecuencias para los celiacos.

PEDIMOS MAS ATENCIÓN Y CUIDADO 

viernes, 24 de febrero de 2012

Proyecto pionero para que haya restaurantes sin gluten Sevilla

La Asociación Provincial de Celíacos de Sevilla (Asprocese) presentó ayer, en el marco de la III Feria de la Gastronomía y la Artesanía de Sevilla y La Asociación Provincial de Celíacos de Sevilla (Asprocese) presentó ayer, en el marco de la III Feria de la Gastronomía y la Artesanía de Sevilla y su provincia, celebrada en el patio de la Diputación Provincial, el programa pionero «Sevilla sin gluten», un proyecto «integral y multidisciplinar» con el que empresas de restauración de Sevilla y su provincia entrarán en «el primer sistema de homologaciones a nivel nacional» que permitirá al colectivo celíaco identificar «establecimientos seguros, libres de gluten».

Según explicó el presidente de Asprocese, Diego Serrano, la homologación de dichos establecimientos incluye « auditorias y controles analíticos de laboratorio, la formación continua de la plantilla profesional de estas empresas, la adecuación de sus infraestructuras y un completo asesoramiento y seguimiento por parte de Asprocese».

Con esta iniciativa, esta asociación pretende, en palabras de Serrano, «aglutinar un compromiso serio entre empresarios del sector de la restauración para que el colectivo celíaco pueda convivir junto al resto de ciudadanos con las máximas garantías de calidad alimentaria fuera de su entorno habitual».

Necesidad de salud pública

Por su parte, el vicepresidente de Asprocese y coordinador del programa «Sevilla sin gluten», Miguel Crespo, subrayó que el objeto de esta iniciativa «viene a dar respuesta a una necesidad de salud pública», ya que, según remarcó, el colectivo celíaco «necesita disponer de los mismos derechos constitucionales que cualquier ciudadano». En este sentido, este programa se dirige también a catering escolares para cubrir igualmente las necesidades del alumno celíaco.

El proyecto comenzó hace dos años dirigido a empresas de catering, hoteles, bares y restaurantes y hasta ahora han concluido el proceso de homologación el parque temático Isla Mágica, Dulces Artesanos, Mediterránea de Guisos, el Gran Casino Aljarafe. celebrada en el patio de la Diputación Provincial, el programa pionero «Sevilla sin gluten», un proyecto «integral y multidisciplinar» con el que empresas de restauración de Sevilla y su provincia entrarán en «el primer sistema de homologaciones a nivel nacional» que permitirá al colectivo celíaco identificar «establecimientos seguros, libres de gluten». 

Según explicó el presidente de Asprocese, Diego Serrano, la homologación de dichos establecimientos incluye « auditorias y controles analíticos de laboratorio, la formación continua de la plantilla profesional de estas empresas, la adecuación de sus infraestructuras y un completo asesoramiento y seguimiento por parte de Asprocese».

Con esta iniciativa, esta asociación pretende, en palabras de Serrano, «aglutinar un compromiso serio entre empresarios del sector de la restauración para que el colectivo celíaco pueda convivir junto al resto de ciudadanos con las máximas garantías de calidad alimentaria fuera de su entorno habitual».

Necesidad de salud pública

Por su parte, el vicepresidente de Asprocese y coordinador del programa «Sevilla sin gluten», Miguel Crespo, subrayó que el objeto de esta iniciativa «viene a dar respuesta a una necesidad de salud pública», ya que, según remarcó, el colectivo celíaco «necesita disponer de los mismos derechos constitucionales que cualquier ciudadano». En este sentido, este programa se dirige también a catering escolares para cubrir igualmente las necesidades del alumno celíaco.

El proyecto comenzó hace dos años dirigido a empresas de catering, hoteles, bares y restaurantes y hasta ahora han concluido el proceso de homologación el parque temático Isla Mágica, Dulces Artesanos, Mediterránea de Guisos, el Gran Casino Aljarafe y Alsolito Posto.

Unos 16.000 canarios desconocen que son celíacos

Unos 16.000 canarios desconocen que son celíacos, una enfermedad que implica una intolerancia permanente al gluten del trigo, cebada, centeno y avena

EFE/ ANA SANTANA Se da en personas predispuestas genéticamente y puede producir retraso del desarrollo y pubertad, además de anemia por falta de hierro.

Estos datos han sido facilitados a Efe por la Asociación Celíaca de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife (ACET), que precisa que uno de cada 150 niños padece esta enfermedad, que también afecta a adultos y puede aparecer en cualquier edad.

En Canarias, aunque no existe un censo oficial, se estima que la padece el 0.7-1 por ciento de la población, aunque sólo hay diagnosticados 2.000 enfermos entre las dos provincias, y es dos veces más frecuente en la población femenina.

Estos datos indican que en las islas hay 16.000 personas que padecen la enfermedad sin ser conscientes de ello, pues el tiempo de espera promedio en adultos para ser diagnosticados -no por necesitar pruebas muy difíciles o caras sino por no sospecharlo- es de 8 años.

Esta intolerancia se presenta de distintas formas y en la enfermedad celíaca clásica predominan los síntomas digestivos, aparece especialmente en niños menores de 2 años y en adultos entre los 30 y los 40 años.

En la presentación atípica pueden producirse síntomas muy distintos, como retraso del crecimiento, lesiones en la boca, osteoporosis (huesos débiles) y diarreas, entre otros, lo que dificulta y retrasa el diagnóstico.

El único tratamiento para esta intolerancia es una dieta estricta libre de gluten y por tanto se deben eliminar todos aquellos alimentos que contengan esta proteína, ya sea porque incluyan en sus ingredientes cereales con gluten o derivados de estos cereales (almidones, féculas) o bien por haber sido añadido como antioxidante o vehiculizante de aromas o conservante, como ocurre en muchos de los alimentos manufacturados.

A esto hay que añadir los productos que no incluyen el gluten entre sus ingredientes pero que sí aparece en el producto final debido a la "contaminación cruzada", lo que ocurre de forma muy frecuente cuando en la misma factoría se mezclan cadenas de producción de distintos alimentos, como gofio de trigo y gofio de millo, por ejemplo.

Dado que todavía no existen una normativa ni europea ni española que exija etiquetar de forma clara y real el contenido de gluten de los productos, la Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE) edita un libro cada año, que se actualiza por internet cuando es necesario, con un listado exhaustivo de los alimentos sin gluten.

Esto es necesario porque actualmente sólo entre el 20 y el 25 por ciento de los alimentos que se exponen en las estanterías de las tiendas de alimentación están libres de gluten.

Además, existen productos específicos en cuya naturaleza entra el gluten y que pueden ser sustituidos por alternativas válidas para que los celíacos puedan degustar alimentos comopan, galletas y pizza.

Entre las funciones de la ACET están la de impartir formación continua y captar socios colaboradores, que incluyen restaurantes, hoteles o cualquier otro establecimiento que sepa o quiera saber qué alimentos se pueden ofrecer y de qué forma para evitar contaminaciones cruzadas.

Otro objetivo importante es ofrecer a sus asociados recetarios y elaboraciones seguras de dietas sin gluten a través de talleres y seminarios.

Un proyecto muy interesante, y ya realizado en parte, es al análisis de productos alimentarios canarios de gran raigambre popular.

Se está procediendo a analizar estos alimentos para comprobar la cantidad de gluten presente en ellos ya que la cultura culinaria de las ricas es rica en productos y platos que por naturaleza deberían estar exentos de gluten.

El reto es elaborarlos industrialmente con seguridad y garantías y comprobarlo mediante análisis efectuados en laboratorios acreditados, actualmente sólo en la Península.

Una cuestión muy importante es el sobrecoste que suponen los productos específicos, que se calcula en 1.700 euros al año por celíaco, y la ACET ha contactado con diversos departamentos del Gobierno de Canarias para obtener ayudas directas o indirectas para los enfermos celíacos, teniendo en cuenta la asociación familiar con la que aparece esta enfermedad, por lo que no es infrecuente que haya más de un miembro familiar afectado, con lo que supone para la cesta de la compra.

De momento, lo que se ha logrado es una ayuda indirecta al haberse suprimido un impuesto de entrada que antes existía a los productos específicos para celíacos que entraban por los puertos canarios.

Las actividades de ACET se realizan por personal voluntario, ya que sólo se sostiene a través de las cuotas de los enfermos, puesto que actualmente la asociación carece de ningún tipo de ayuda pública.

martes, 21 de febrero de 2012

La tolerancia a la lactosa en África indica una reciente evolución de la especie humana


Se ha detectado un ejemplo reciente de evolución humana entre los pueblos de África oriental. Se trata de la capacidad para digerir la leche en la vida adulta, conferida por cambios genéticos que se produjeron hace sólo 3.000 años, según ha descubierto un equipo de genetistas. El hallazgo es un sorprendente ejemplo de una práctica cultural -la cría de ganado lechero- que se introduce en el genoma humano. También parece ser uno de los primeros casos de evolución humana convergente documentado en el nivel genético. La evolución convergente hace referencia a dos o más poblaciones que adquieren un mismo rasgo de manera independiente.
Durante casi toda la historia humana, la capacidad para digerir la lactosa, el principal azúcar de la leche, ha quedado inutilizada después del destete, ya que la enzima lactasa que disgrega el azúcar ya no es necesaria. Pero cuando se domesticó ganado por primera vez hace 9.000 años y la gente empezó a consumir su leche y su carne, la selección natural habría favorecido a cualquiera que presentara una mutación que mantuviese activado el gen de la lactasa.


La gente con un gen de la lactasa activo no tiene problemas para digerir la leche

Se sabe que esa mutación surgió entre uno de los primeros pueblos ganaderos, la cultura de las jarras embudiformes, que afloró hace unos 5.000 o 6.000 años en la Europa central y del norte. La gente con un gen de la lactasa continuamente activo no tiene problemas para digerir la leche y se dice que tolera la lactosa. Casi todos los holandeses y un 99% de los suecos toleran la lactosa, pero la mutación se vuelve progresivamente menos común en los europeos que viven a una distancia cada vez mayor de la antigua región de la cultura de las jarras embudiformes.

Los genetistas se preguntaban si la mutación de la tolerancia a la lactosa en los europeos, identificada en 2002, había aparecido entre los pueblos pastores de otros lugares. Pero parecía estar ausente en buena parte de África, aunque los pueblos pastores generalmente presentan cierto grado de tolerancia.

Ahora, un equipo de investigación encabezado por Sarah Tishkoff, de la Universidad de Maryland, ha resuelto casi todo el rompecabezas. Tras realizar ensayos sobre la tolerancia a la lactosa y la configuración genética en 43 grupos étnicos de África oriental, Tishkoff y sus compañeros han hallado tres nuevas mutaciones, cada una independiente con respecto a las demás y a la mutación europea, que mantienen activado el gen de la lactasa de forma permanente.

La principal mutación, encontrada entre los grupos étnicos de habla nilo-sahariana de Kenia y Tanzania, se produjo de 2.700 a 6.800 años atrás, según cálculos genéticos que revela Tishkoff en la revista Nature Genetics. Esto coincide con las pruebas arqueológicas que indican que los pueblos pastores del norte llegaron a Kenia hace unos 4.500 años, y al sur de Kenia y a Tanzania hace 3.300 años.

Se encontraron dos mutaciones más, entre los beja del noreste de Sudán y en tribus de la misma familia lingüística, el afroasiático, al norte de Kenia.

Las pruebas genéticas demuestran que las mutaciones conferían una enorme ventaja selectiva a sus propietarios, lo cual les permitía dejar un número de descendientes 10 veces superior al de la gente sin esas mutaciones. Las mutaciones han originado "una de las características genéticas de selección natural más sólidas observadas hasta la fecha en seres humanos", escriben los investigadores.

La ventaja de supervivencia quizá era tan poderosa porque los que tenían las mutaciones no sólo adquirían una energía adicional de la lactosa, sino que, en situaciones de sequía, se beneficiarían del agua que contiene la leche.

Diane Gifford-González, arqueóloga de la Universidad de California, Santa Cruz, dice que los nuevos hallazgos "demuestran la velocidad con la que una mutación genética puede verse favorecida en condiciones de fuerte selección natural, lo cual apunta al posible ritmo del cambio evolutivo en los humanos". Los datos genéticos encajan bien, añade, con las pruebas arqueológicas y lingüísticas sobre la propagación del pastoreo en África.

Jonathan Pritchard, genetista estadístico de la Universidad de Chicago y coautor del artículo, afirma que hay numerosos indicios de selección natural en el genoma humano, pero que suele ser complicado saber para qué se está eligiendo. En este caso, Tishkoff ha definido la fuerza impulsora.

Las mutaciones detectadas por Tishkoff no están en el mismo gen de la lactasa, sino en una región cercana del ADN que controla la activación del gen.

Fuente: http://elpais.com/diario/2006/12/27/futuro/1167174004_850215.html

© The New York Times.

Cómo digerir la leche: una cuestión de evolución

Existe una división grande entre los hombres que viven en la tierra. Una división invisible, pero que afecta de manera profunda la vida de la gente. Esta división, mal entendida por muchos, ha creado, y todavía está creando, un inmenso malestar e inclusive muertes... Y todo esto a causa de una substancia blanca, líquida, que para una parte de la población humana es un alimento clave, y para los demás, un veneno. Este líquido no es nada más, ni nada menos, que la leche. 

Puede parecer extraño para quienes viven en (el norte de) Europa o Norteamérica, pero a nivel mundial una mayoría de los adultos no puede digerir la leche fresca. La lecha les puede causar flatulencia, vómito, calambres intestinales y hasta diarrea. Los bebés sí tienen prácticamente todos la capacidad de digerir la leche, la cual es su primer alimento, y así también los mamíferos recién nacidos, pero los adultos generalmente pierden esta capacidad, con la notable excepción de ciertas poblaciones humanas. Veamos qué está pasando.
Lactosa y lactasa

El compuesto químico que causa los problemas en la digestión de la leche, es la lactosa, el principal carbohidrato (azúcar) en la leche de los mamíferos. La leche materna humana consiste por aproximadamente 7% (en volumen) de lactosa. La leche de otros mamíferos contiene generalmente un poco menos lactosa: típicamente alrededor de 4-5%. La lactosa es una importante fuente de energía (conjuntamente con la grasa en la misma leche) para los recién nacidos. La lactosa es un disacárido, o sea un azúcar doble, compuesto por dos azúcares simples: glucosa y galactosa. El intestino de los mamíferos es perfectamente capaz de absorber la glucosa y la galactosa, y así aprovechar de esta fuente de energía. La combinación de los dos, o sea la lactosa, sin embargo, no lo puede absorber: la membrana del intestino no es capaz de dejar pasar esta molécula más grande[i]. 

Para que la lactosa pueda ser absorbida, los mamíferos recién nacidos disponen de una enzima denominada lactasa, cuyo nombre ya indica que actúa sobre la lactosa. La lactasa permite la conversión de la lactosa en sus componentes glucosa y galactosa. Sin la presencia de lactasa, el cuerpo no es capaz de procesar la lactosa, y cualquier molécula de lactosa que entre en el intestino pasa sin cambios al colon, donde bacterias la convierten en gases (incluyendo dióxido de carbono e hidrógeno) y ácidos, que causan las molestias arriba descritas: flatulencia, diarrea etcétera[ii]. 

En todos los mamíferos el cuerpo pierde, después de la infancia, la capacidad de producir lactasa, de manera que ya no es capaz de digerir lactosa (esta condición se llama “intolerancia a la lactosa”). ¿Todos los mamíferos? No, una pequeña proporción de humanos mantuvo la capacidad de producir lactasa, o sea persistencia de lactasa. ¿Qué les pasó? 

Una simple mutación genética 

Desde el punto de vista genético, lo que les pasó a las personas adultas que ostentan persistencia de lactasa, es que su material genético contiene alguna mutación en el gen que es responsable para la regulación de la elaboración de la lactasa, de manera que no funciona el interruptor genético que debería apagar la producción de lactasa. Este interruptor se mantiene en posición de “encendido”, digamos. Se han identificado varias variantes genéticas (alelos) que resultan en esto; la más estudiada es una variante causada por una simple mutación de C a T en el gen MCM6, ubicado cerca del gen que codifica la lactasa[iii]. A nivel mundial, sólo una minoría de la población humana tiene una variante de este género. En ciertas regiones, sin embargo, la tienen casi todos. Mientras que en la China, menos de 20% de la población tolera la lactosa y en el caso de ciertos pueblos africanos (tales como los Bantúes, Bosquimanos, Yoruba), menos del 10%, en el norte de Europa más del 90% la tolera y, por ejemplo, en España un 85%[iv]. 

Además de la variación actual de la tolerancia a la lactasa, se ha podido estudiar el material genético de restos humanos de épocas pasadas. Se determinó que en el norte de Europa la tolerancia a la lactosa es de fecha relativamente reciente: si ahora la gran mayoría de los suecos tienen la variante genética en el gen MCM6 arriba mencionada, ninguno de 14 individuos del Neolítico Medio (2600-2000 años AdC) de la isla sueca de Gotland la tenían[v]. En Europa central y oriental, ninguno de ocho individuos que vivían entre 5840 y 5000 años AdC tenía la variante[vi]. Al parecer, la actual tolerancia a la lactosa es de fecha relativamente reciente: en pocos miles de años, una variante genética apareció en un individuo y se propagó tan rápidamente que una mayoría de la población humana en Europa la tiene. 

Gracias a los avances en la genética se ha podido determinar cuándo pudo haber empezado a propagarse la variante genética en cuestión. Un estudio de microsatélites (secuencias repetitivas dentro del ADN) relacionados a esta variante reveló que la propagación de la misma probablemente ocurrió hace entre 12.500 y 7500 años; la mutación en sí se dio antes, pero empezó a extenderse en la población sólo durante el intervalo indicado[vii]. 

Además fue posible modelar cuándo apareció la variante en cuestión, y dónde. Parece que la variante empezó a propagarse hace unos 7500 años, en una región entre los Balcanes y Europa central. La población en esta parte de Europa fue la primera en volverse (en su mayoría) tolerante a la lactosa. Después siguió la población en otras partes de Europa, incluyendo el norte. Esta expansión de la tolerancia a la lactosa se debió al parecer a una expansión demográfica, o sea que ocurrió una migración de los portadores de la variante genética desde los Balcanes hacia el norte, donde reemplazaron a (y se mezclaron con) la población original, que no era tolerante a la lactosa[viii]. 

Obviamente la variante genética dió a sus portadores una ventaja tan grande que por selección natural (o sea, teniendo más hijos que los no portadores de la variante) se multiplicaron más que los que no tenían la variante. Y la población, una vez dominada por individuos tolerantes a la lactosa, tuvo una ventaja en comparación con poblaciones carentes de esta tolerancia. ¿Cuál era, entonces, la razón de esta ventaja? 

Sociedades lecheras 

Resulta que las poblaciones con una alta tolerancia a la lactosa se caracterizan por tener una importante producción láctea. Algunas son pastorales, otras agrícolas, pero tienen en común la presencia de ganado – sean ovejas, vacas, renos, búfalos, caballos o camellos – con una producción de leche de utilidad para el hombre. Las sociedades con baja tolerancia a la lactosa son aquellas que bien sea no tienen ganado, bien sea lo tienen pero para la producción de carne, no de leche. En el caso de la prehistoria europea, los individuos cuyos restos mostraron la ausencia de la variante, pertenecían a una población de cazadores-recolectores, los cuales no tienen ganado. 




El lugar donde se piensa que puede haber originado la variante genética que permitió la tolerancia a la lactosa, ubicado entre los Balcanes y Centro-Europa, es también la cuna de una importante cultura de la prehistoria europea: la cultura de la cerámica de bandas (en alemán: Linearbandkeramik, LBK). Esta cultura debe su nombre a los objetos cerámicos que producía: tazas, cuencos, vasijas y jarras de confección sencilla, sin asas, decoradas con líneas curvas y rectas incisas en bandas (ver figura). La LBK, datada a entre 5400 y 4900 años AdC, es considerada la primera cultura neolítica en Europa, o sea, la primera cultura agrícola. Aparte de cultivar ciertos tipos de granos y leguminosas, importaron desde el Oriente Cercano los primeros animales domésticos, tales como ganado bovino, ovejas y cabras[ix]. 

No es de extrañarse, entonces, que los individuos de la LBK hayan sido los primeros, en Europa por lo menos, a desarrollar tolerancia a la lactosa. Esta debe haberles proporcionado unas importantes ventajas. No se sabe con seguridad cuáles pueden haber sido, pero se están barajando varias hipótesis que suenan creíbles[x]: 


La leche era (y es) un alimento rico en calorías y proteínas, que enriquece de manera imporante a la dieta. 

· La leche, siendo una fuente importante no sólo de calcio sino también de viamina D (que el cuerpo requiere para poder absorber el calcio), es un alimento clave para el crecimiento, especialmente en los países nórdicos donde, durante buena parte del año, no hay suficiente luz para que la piel pueda sintetizar la cantidad de vitamina D que necesita el cuerpo. (Esta hipótesis suena muy razonable, pero no ha sido posible probarla. 

· La leche está disponible durante todo el año, a diferencia de aquellos alimentos (por ejemplo granos, frutos y hortalizas) que sólo se encuentran por temporadas. 

· La leche fresca se puede beber con más seguridad que el agua de superficie, la que puede estar contaminada. 

Es de suponer que una combinación de estos factores les dió a las personas tolerantes a la lactosa una importante ventaja ante los que no lo eran. Por un lado, les permitió vivir más tiempo y en mejor salud, de manera que podían tener más hijos, y por otro, los hijos eran más sanos y mejor nutridos, de manera que la tasa de mortalidad infantil era relativamente baja. Por ende, la proporción de personas tolerantes a la lactosa en la población pudo aumentar rápidamente, en pocas generaciones. 

Esto es un buen ejemplo de selección natural positiva: o sea, una mutación genética da origen a un rasgo (en este caso la tolerancia a la lactosa) que le proporciona al individuo portador de la mutación una ventaja tal que sus descendientes se multiplican más rápidamente que los de los individuos no portadores de la mutación. En la genética actual, se está considerando que muchos cambios genéticos no se deben a selección natural positiva, sino más bien a procesos aleatorios, o sea al azar. Sin embargo, en el caso de la tolerancia a la lactosa los genes involucrados tienen todas las características de selección natural positiva[xi]. 


Coevolución 

Ahora viene la pregunta de la gallina y el huevo: ¿qué apareció primero: la tolerancia a la lactosa o la producción de leche? Son dos las posibilidades. La primera es que la tolerancia a la lactosa apareció y se expandió en poblaciones que ya eran lecheras, y que justamente se pudo propagar gracias a las ventajas que la tolerancia a la lactosa proporciona a los individuos; esta hipótesis se llama la “histórico-cultural”. La otra hipótesis, llamada la de la “causa inversa”, dice que fue la aparición de esta tolerancia lo que permitió a sus portadores dedicarse a la ganadería lechera. La observación que los primeros pueblos ganaderos en Europa no eran tolerantes a la lactosa, sin embargo, indica que la primera hipótesis, la histórico-cultural, parece ser la correcta: primero se introdujo la ganadería – un fenómeno cultural –, y sólo después empezó a desarrollarse la tolerancia a la lactosa[xii]. 

Esta conclusión nos hace obviamente preguntar qué hacían los primeros ganaderos, que todavía no eran tolerantes a la lactosa, con la leche. Bueno, la aprovecharon, pero no en su forma original, sino procesada: en la forma de queso, yogur etcétera. Procesada, la leche es mucho más digerible, aun para los que no toleran la lactosa. De hecho, restos de lácteos en recipientes de cerámica provenientes de las primeras sociedades ganaderas muestran que comúnmente se procesaba la leche – por un lado, para poder ser conservada más tiempo, pero por otro, para evitar reacciones de intolerancia[xiii]. 

Cabe destacar que las sociedades lecheras consideraron el consumo de leche por adultos como algo positivo, no solamente como un mal necesario. Durham[xiv] (abajo más acerca de él) muestra como en los mitos de dos antiguas sociedades lecheras, la nórdica y celta, tanto dioses como héroes comúnmente beben leche, mientras que en dos sociedades orientales antiguas, la iraní y la india, los mitos no hacen ninguna referencia a la leche. Esto refleja la relevancia cultural de la leche en las culturas lecheras. 

Obviamente, el desarrollo de la tolerancia a la lactosa debe mucho a la aparición de la ganadería (evolución cultural): sin la ganadería lechera, la tolerancia a la lactosa nunca se hubiera propagado tanto como lo ha hecho. Esta relación entre la evolución biológica y la evolución cultural (la ganadería) ha sido llamada coevolución por el antropólogo estadounidense William Durham, referiéndose a una interacción entre evolución biológica (por selección natural) y evolución cultural (por selección cultural). Este fenómeno, limitado – que sepamos – al género humano, permite una adaptación rápida al entorno, ya que los genes y la cultura cooperan en la evolución humana[xv]. 

Implicaciones y aplicaciones 

El caso de la tolerancia a la lactosa nos ha enseñado unas cuantas cosas, entre las cuales deseo resaltar las siguientes: 

· Primero, este es un buen ejemplo de coevolución genética y cultural. Condiciones culturales a veces propician la propagación en una población de mutaciones genéticas que resultan en una mejor adaptación. Hay otros ejemplos de coevolución, de los cuales tengo previsto hablar en un futuro no tan lejano. 

· Segundo, la tolerancia a la lactosa es un ejemplo claro de selección natural positiva. También existe la selección natural negativa (la desaparición de mutaciones que dan origen a un rasgo que reduce la capacidad de un individuo para procrearse) y la neutra (mutaciones que, cada una por separado, no influyen en la adaptación de un individuo, pero que, tomadas en su conjunto, sí pueden influirla). Además de la selección natural, hay evolución por “genetic drift”, o sea al azar. Este último tipo de evolución parece estar de moda últimamente, en el sentido que se considera ahora una mayor causa de evolución. Sin embargo, hay algunos ejemplos contundentes, entre los cuales la tolerancia a la lactosa, de que la selección natural positiva es un mecanismo importante para la evolución. 

· Tercero, este es un ejemplo de evolución reciente. No se ha parado la evolución biológica humana: sigue en acción, aunque ahora en conjunto con la evolución cultural. 



Conclusión 

Así concluye este relato de la (in)tolerancia a la lactosa – un breve recorrido por el mundo de la salud, la genética, la cultura y la arqueología. No todos son tolerantes a la lactosa, y es importante no obligar beber leche a los que no la pueden digerir. Por eso hay médicos que aconsejan a los adultos beber (¿o comer?) yogur en lugar de leche, ya que el yogur es más digerible. Otra implicación importante es la siguiente: no es verdad que todos los gatos beben leche. No intentéis darle leche a un gato adulto. Los gatos, así como los demás mamíferos adultos aparte del hombre, no toleran la lactosa. 




[ii] Ver por ejemplo: http://es.wikipedia.org/wiki/Lactasa, y Heyman, M.B., for the Committee on Nutrition, 2006. Lactose intolerance in infants, children, and adolescents. Pediatrics, 118, 1279-1286. Disponible en: http://www.pediatrics.org/cgi/content/full/118/3/1279

[iii] Los científicos llaman esta variante el alelo –13 ,910*T. Enattah, N.S., Sahi, T., Savilahti, E., Terwilliger, J.D., Peltonen, L. y Järvelä, I., 2002. Identification of a variant associated with adult-type hypolactasia. Nature Genetics, 30, 233-237. 

[iv] Itan, Y., Jones, B.L., Ingram, C.J.E., Swallow, D.M. y Thomas, M., 2010. A worldwide correlation of lactase persistence phenotype and genotypes. BMC Evolutionary Biology, 10, 36. Disponible en: www.biomedcentral.com. Durham, W.H., 1991. Coevolution. Genes, culture and human diversity; Capítulo 5. Stanford University Press. 

[v] Malmström, H., Linderholm, A., Lidén, K., Storå, J., Molnar, P., Holmlund, G., Jakobsson, M. y Götherström, A., 2010. High frequency of lactose intolerance in a prehistoric hunter-gatherer population in northern Europe. BMC Evolutionary Biology, 10, 89. Disponible en: www.biomedcentral.com

[vi] Burger, J., Kirchner, M., Bramanti, B., Haak, W. y Thomas, M.G., 2007. Absence of the lactase-persistence-associated allele in early Neolithic Europeans. Proceedings of the National Academy of Sciences, 104 (10), 3736-3741. Disponible en: www.pnas.org

[vii] Coelho, M., Luiselli, D., Bertorelle, G., Lopes, A.I., Seixas, S., Destro-Bisol, G. y Rocha, J., 2005. Microsatellite variation and evolution of human lactase persistence. Human Genetics, 117, 329-339. 

[viii] Itan, Y., Powell, A., Beaumont, M.A., Burger, J. y Thomas, M.G., 2009. The origins of lactase persistence in Europe. PLoS Computational Biology, 5, 8, e1000491. Disponible en: www.ploscompbiol.org


[x] Itan y otros, 2009 (ver nota 8). 

[xi] Coelho y otros, 2005 (ver nota 7). Bersaglieri, T. y otros, 2004. Genetic signatures of strong recent positive selection at the lactase gene. American Journal of Human Genetics, 74, 1111-1120. 

[xii] Burger y otros, 2007 (ver nota 6). 

[xiii] Evershed, R.P. y otros, 2008. Earliest date for milk use in the Near East and southeastern Europe linked to cattle herding. Nature, 455, 528-531. 

[xiv] Durham, 1991 (ver nota 4). 

[xv] Durham, 1991, pág. 37-41 (ver nota 4). Cabe destacar que la cultura no siempre conlleva a una mejor adaptación. Ciertas prácticas culturales, por ejemplo el canibalismo, pueden reducir la adaptación en lugar de mejorarla.


Fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/02/20/actualidad/1329759784_191404.html

Mala leche (literal)


El piloto de motos Casey Stoner, que sufre intolerancia a la lactosa, ha puesto bajo el foco mediático esta enfermedad cada vez más común. La solución no pasa por eliminar los lácteos, sino por tomarlos en la cantidad y forma adecuadas 

Por Elena Sevillano http://sociedad.elpais.com/sociedad/2011/10/07/actualidad/1317938411_850215.html

Los problemas de salud del piloto australiano de motociclismo Casey Stoner hicieron correr ríos de tinta en la prensa especializada durante 2009. Terminaba las carreras desfondado y vomitando, tanto que dejó de disputar varias pruebas del Mundial. Los médicos no sabían qué le ocurría. Se especulaba con alguna dolencia digestiva, anemia, incluso estrés y hasta desórdenes mentales. Pero se trataba de una intolerancia a la lactosa, que es un azúcar presente en la leche de todos los mamíferos. Una sustancia que el organismo ha de degradar, dividir, para asimilar. Stoner no podía porque en su tracto digestivo faltaba la enzima necesaria, la lactasa. A partir de 2010, cuando al fin le diagnosticaron esta dolencia, empezó a controlar la ingesta de lácteos, descansó durante unos meses y volvió al circuito recuperado y en forma. Este año, salvo sorpresa, ganará el Campeonato de MotoGP.


El abuso de antibióticos puede potenciar el déficit de lactasa

Cuando no hay lactasa, o no en la cantidad suficiente, la lactosa no se absorbe y aparecen las diarreas, los vómitos, las flatulencias, los dolores abdominales, los reflujos gástricos y, en general, las molestias intestinales, según describe el cuadro clínico Alfredo Martínez, catedrático de nutrición de la Universidad de Navarra. En España, el índice de intolerancia a la lactosa puede estar en torno al 10% en niños y al 40% en adultos, según los últimos estudios, tercia Francisco Tinahones, jefe de servicio de endocrinología y nutrición del hospital Virgen de la Victoria de Málaga e investigador del CIBERobn (Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición).
En el norte de Europa ronda el 5%; en África, el 90%. Tal distribución geográfica se debe a una "cierta selección genética", sugiere Martínez: quienes consumen más leche (y quizá de más variedad) en la edad adulta desde épocas precoces, han llegado a nuestros días asimilándola mejor.

"Lo normal es que exista un déficit, menos enzima de la necesaria, pero es muy raro que no la haya en absoluto", puntualiza Tinahones. Por eso, una vez detectado el problema (con un test del hidrógeno en el aliento: a menor intolerancia, más hidrógeno exhalará el paciente), la solución no pasa necesariamente por eliminar por completo los lácteos, sino por ir probando hasta dar con la dosis que no haga daño, según receta otro investigador del CIBERobn, Miguel Ángel Martínez Olmos (de la unidad de desórdenes alimentarios del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago).

Observación y equilibrio

El especialista insiste en que ordenar sin más un ¡lácteos fuera! empobrece la dieta, y defiende que hay que llegar a un equilibrio, mediante la observación y la colaboración y consejo del médico. Sin olvidar tampoco que "la lactosa está presente en bollería, en productos elaborados, y se utiliza como excipiente de una enorme cantidad de fármacos", alerta Tinahones, que recomienda leer cuidadosamente las etiquetas.
Martínez Olmos ha comprobado que si se toman pequeñas cantidades de manera natural, se induce la actividad residual de la lactasa que queda. También depende del animal del que proceda la leche (la de cabra, por ejemplo, contiene menos lactosa que la de vaca). De si es entera o desnatada: en el primer caso la tolerancia es mayor, quizá porque la grasa ralentiza el vaciamiento gástrico, de manera que a la enzima, aunque escasa, le da tiempo a metabolizar la lactosa.

A unas personas les cae mejor y a otras peor: coger el brick de la nevera, o calentarlo en el microondas. "La temperatura tiene que ver con la actividad enzimática", aventura. El grado de rechazo también se relaciona con la hora del día. "Si identificamos que hay más problemas por la mañana, sustituimos la leche del desayuno por yogur", explica el endocrino, que ha detectado que aquellos derivados sometidos a procesos de fermentación se toleran mejor.

Un trabajo codirigido por el profesor Martínez y publicado en 2007 en el British Journal of Nutrition concluyó que la asimilación de calcio en personas con intolerancia a la lactosa era mejor cuando tomaban leches fermentadas.

Si se restringen los lácteos de la dieta, habrá que compensar su aporte de calcio por otro lado, hace notar Martínez, presidente además del comité científico del 11º Congreso de la Federación Europea de Sociedades de Nutrición, que se celebrará en Madrid. La mejor forma de hacerlo es con alimentos naturales, como espinacas, garbanzos y lenguados, o funcionales, como cereales enriquecidos con calcio. Hay leches sin lactosa e incluso pastillas de lactasa. Será el facultativo quien decida según cada circunstancia.

La leche solo es imprescindible en la primera etapa de la vida, así que la producción de lactasa comienza a bajar a partir de los cuatro años, y los problemas de digestión aumentan conforme uno se hace mayor.

El déficit puede ser primario, determinado por la carga genética y la edad, o secundario (y en ocasiones transitorio), provocado por el uso y abuso de "antibióticos con los que maltratamos nuestro intestino", lamenta Tinahones. O consecuencia de una intervención quirúrgica o de patologías que afectan a las vellosidades intestinales, como la enfermedad celiaca, la de Crohn, una gastroenteritis vírica... Los expertos no creen que el número de casos haya aumentado. Pero sí que se diagnostican ahora más, sobre todo en adultos, según señala Martínez Olmos. Como le ocurrió a Casey Stoner.

Las vacas y sus proteínas

Entre un 2% y un 6% de la población es alérgica a las proteínas de la leche de vaca, según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Son la quinta causa de alergia a alimentos, por detrás de frutas, frutos secos, mariscos y huevos. La mayoría desarrolla esta hipersensibilidad durante la lactancia o en la primera infancia, de manera transitoria en buena parte de los casos: solo el 15% de los niños que la sufren continuarán afectados a los cinco o seis años de edad, según enfatiza Pedro Ojeda, secretario de la SEAIC. ¿Síntomas? Los más comunes son los cutáneos (urticarias y eritemas), seguidos de digestivos (vómitos y diarrea) y problemas respiratorios (rinitis y asma).

La intolerancia a la lactosa aumenta con la edad

En la zona mediterránea un 15% de la población no admite los derivados de la leche
La clave está en adecuar la dieta al nivel de intolerancia de cada uno

Por Pablo Linde http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/02/20/actualidad/1329759784_191404.html

La intolerancia a la lactosa tiene algo en común con una discapacidad: nadie puede estar seguro de no padecerla algún día. Por mucha leche que alguien beba y por muy bien que le siente, la enzima que la metaboliza, la lactasa, va decayendo a lo largo de la vida y es posible que en algún momento no haya suficiente para procesar adecuadamente los productos lácteos. Entonces, con la ingesta de estos alimentos, comenzará el dolor abdominal, las flatulencias y, en los casos más severos, la diarrea. En la zona mediterránea se calcula que un 15% de la población tiene algún grado de intolerancia. Muchos de ellos ni siquiera lo saben, aunque es una dolencia cada vez más visible, que no más frecuente.

Es más visible porque se diagnostica más, hay más tecnología para hacerlo que hace unos años y los médicos están más sensibilizados con determinados problemas alimenticios, según Fernando Luca de Tena, especialista del aparato digestivo del hospital La Paz (Madrid). “En ocasiones, la intolerancia es un marcador de enfermedades del sistema digestivo”, asegura. Pero no tiene por qué ser así y se puede llevar una alimentación perfectamente equilibrada sin lácteos. De hecho, la mayoría de la población mundial es intolerante a la lactosa tras la lactancia. No así los europeos —los occidentales, por extensión— pero cuando no la toleran lo llevan peor por cuestiones culturales: se halla en un amplio porcentaje de recetas.
Los que descubren que la lactosa les afecta encuentran más limitaciones de las que pensaban. La lactosa, además de en los alimentos derivados de la leche, como yogures, quesos o helados, está presente en embutidos, panes, patatas fritas, incluso en medicamentos. Es un azúcar muy empleada en la industria alimentaria para dar textura a la comida. “Cuanta más elaboración industrial tenga un alimento, más probable es que contenga lactosa”, asegura Oriol Sans, presidente de la Asociación de Intolerantes a la Lactosa (Adilac).

La situación para ellos ha mejorado sustancialmente en los últimos años, según Sans. Por un lado, gracias a que se conoce más la dolencia y los médicos la diagnostican más. “Además, la normativa de la Unión Europea obliga a poner todos los ingredientes de un producto. Antes solo se requería especificar cuando superaba un 25% del total. Esto hacía imposible conocer si llevaban lactosa alimentos con cantidades considerables. Adilac está trabajando en la implantación de un sello como los que se usan para los celiacos, para saber de un vistazo si podemos tomar determinado producto. Ya lo incorporan unas cuantas empresas”, relata.

Otra mejora es que, desde hace algo más de un año, se ha vuelto a comercializar en España una pastilla de lactasa. Se trata de ingerir la enzima que los intolerantes no tienen en suficiente cantidad. Luca de Tena explica que no tiene ningún efecto secundario y que, con su ingesta, la persona que no asimila esta sustancia puede permitirse comer cualquier alimento. “Lo que tiene que regular es la cantidad de lactasa que toma en función de su intolerancia”, cuenta. En opinión de Sans, es una buena ayuda, aunque no recomienda tomarla por norma. “Yo la llevo siempre conmigo por si tengo una comida fuera de la que no estoy muy seguro de los ingredientes o para darme algún capricho de vez en cuando”.

Este producto es muy común en otros países, que lo comercializan bajo docenas de marcas. En España, solo una: Nutira, de los laboratorios Salvat. La clave para tomarla o no y en qué medida está en determinar el grado de intolerancia. Juana María González Prada, experta en dietética, nutrición y alimentación, asegura que ella recomienda adecuar la ingesta de lácteos a este grado, en lugar de tomar la pastilla: “La mayoría de las personas con intolerancia tiene también alguna tolerancia. A lo mejor puede comer queso curado o un yogur. Además, existen leches sin lactosas y muchos alimentos ricos en calcio que la pueden sustituir”.

domingo, 19 de febrero de 2012

Nueva Guía para Hostelería

La asociación de celiacos de Granada publica el triptico destinado al sector hostelería para informar acerca de la dienta sin gluten y cuidados que se deben tener sobre los alimentos, sobre su elaboración y manipulación. (Sirve también para la manipulación en casa)





Restaurantes celiacos de Madrid

Distintivo RestaurantesEste distintivo identifica a los restaurantes de la comunidad de Madrid que han firmado el acuerdo de colaboración con ACM.
Estos establecimientos, que han firmado el acuerdo, ofrecen platos sin gluten con seguridad y lo indican debidamente en su carta.

Esta iniciativa mejorará el acceso del colectivo celíaco a la restauración y por tanto, su calidad de vida.

RESTAURANTES EN MADRID CAPITAL
Resto de Comunidad de Madrid más abajo
Distintivo Restaurantes RESTAURANTE EL BUEY 
C/ General Díaz Porlier, 9
28001 Madrid
Tel: 91 575 80 66 / 31 28
www.restauranteelbuey.com
Distintivo Restaurantes CAFETERÍA "NEBRASKA"
C/ Goya, 39
28001 Madrid Tel: 91 435 46 39
goya39@gruponebraska.com
Carta para celíacos
Distintivo Restaurantes RESTAURANTE CON AMOR 
C/ Ponzano, 47
28001 Madrid
Tel: 91 395 23 15
www.restauranteconamor.com
Distintivo Restaurantes RESTAURANTE CRUCINA
(cocina crudivegana)
C/ Divino Pastor, 30
28004 Madrid
Tel: 91 445 33 64
www.crucina.com
Distintivo Restaurantes LA CASTAFIORE
C/ Marqués de Monasterio, 5
28004 Madrid
Tel: 91 319 42 21
www.lacastafiore.net
Distintivo Restaurantes PIZZASANA
C/ El Clavel, 7
(Zona Gran Vía - Chueca)
28004 Madrid
www.pizzasana.com
Envio a domicilio
Distintivo Restaurantes EL ARROZAL
C/ Segovia, 13
28005 Madrid
Tel: 91 365 39 09
Fax: 91 366 56 72
www.elarrozal.com
info@elarrozal.com
Distintivo Restaurantes EL RANCHO, ASADOR ARGENTINO,Pº de los Melancólicos, 77.
Junto Estadio V. Calderón
28005 Madrid
Tel: 91 101 03 00
info@elranchomadrid.com
www.elranchomadrid.com
Distintivo Restaurantes ARROZ & ARROZ
C/ Ibiza, 25
28009 Madrid
Tel: 91 573 86 46
www.arrozyarroz.es
Distintivo Restaurantes BARANDALES
C/ Menorca, 33
28009 Madrid
Tel: 91 557 21 52
www.barandales.es
Distintivo Restaurantes RESTAURANTE EL BUEY 
Plaza de la Marina Española, 1
28013 Madrid
Tel: 91 575 23 15
www.restauranteelbuey.com
Distintivo Restaurantes CAFETERÍA "NEBRASKA"
C/ Gran Via, 55
28013 Madrid
Tel: 91 547 16 35
granvia55@gruponebraska.com
Carta para celíacos
Distintivo Restaurantes CAFETERÍA "NEBRASKA"
C/ Princesa, 3
28013 Madrid
Tel: 91 547 16 35
Carta para celíacos
Distintivo Restaurantes SANDÓ
C/ Isabel la Católica, 2-4
Plaza de Santo Domingo, 13
28013 Madrid
Tel: 91 547 99 11
www.restaurantesando.es
Distintivo Restaurantes CAFETERÍA "NEBRASKA"
C/ Alcalá, 18
28014 Madrid
Tel: 91 521 19 27
También servicio a domicilio
Carta para celíacos
Distintivo Restaurantes A LA BRASA
C/ Hilarión Eslava, 47
28015 Madrid
Tel: 91 130 51 48
Distintivo Restaurantes DA NICOLA
Plaza de los Mostenses, 11
(Gran Vía)
28015 Madrid
Tel: 91 542 25 74
Carta apta para celíacos
Distintivo Restaurantes CAFETERÍA "NEBRASKA"
C/ Bravo Murillo, 109
28020 Madrid
Tel: 91 535 67 87
alcala18@gruponebraska.com
Carta para celíacos
Distintivo Restaurantes CARPACCIO
C/ Sor Ángela la Cruz, 8
28020 Madrid
Tel: 91 417 01 60
Distintivo Restaurantes DA NICOLA
C/ Orense, 4 (Azca)
28020 Madrid
Tel: 91 555 76 37
Carta apta para celíacos
Distintivo Restaurantes LA ALBUFERA Hotel Meliá Castilla*****
C/ Capitán Haya, 43
28020 Madrid
Tel: 91 567 51 97

www.meliacastilla.com
Distintivo Restaurantes LA BRASSERIE Hotel Meliá Castilla*****
C/ Capitán Haya, 43
28020 Madrid
Tel: 91 567 50 00

www.meliacastilla.com
Distintivo RestaurantesCELMART (CAFETERÍA)
Avenida de Europa 34D - Aravaca
28023 Madrid


www.celmart.es
NUEVO
Distintivo Restaurantes PIZZASANA
Avda. Machupichu, 16
28043 Madrid
Tel: 91 300 42 52
Envio a domicilio
www.pizzasana.com
Distintivo Restaurantes EL MESÓN DE FUENCARRAL
Ctra. Colmenar Viejo Km. 14,500
28049 Madrid
Tel: 91 734 10 19
Fax: 91 734 05 77
www.mesondefuencarral.com
Distintivo Restaurantes LA BELLA ANNA
Avda. Monasterio de Silos, 25
28049 Madrid
Tel: 91 427 12 21

www.labellaanna.com
Distintivo Restaurantes EL MESÓN DE FUENCARRAL
Ctra. Colmenar Viejo Km. 14,500
28049 Madrid
Tel: 91 734 10 19
Fax: 91 734 05 77
www.mesondefuencarral.com


RESTAURANTES EN RESTO DE COMUNIDAD DE MADRID
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Distintivo Restaurantes EL LAGAR DE ALGETE
Restaurante-Sidrería
C/ Francisco Quevedo, s/n
Parque de Europa 2000
28110 Algete
Tel: 699 458 850
Distintivo Restaurantes AS DE BASTOS
C/ Dr. Bastos, 9
28220 Majadahonda
Tel: 91 634 22 56
www.asdebastos.es
Distintivo Restaurantes EL CASTILLO DE 1.806
C/ Jardines del Príncipe, s/n
28300 Aranjuez
Tel: 91 891 30 0
www.bodas-reales.com
Distintivo Restaurantes ZALEA
Avda. de España, 57. Chalet
28411 Moralzarzal
Tel: 91 857 76 46
www.restaurantezalea.es
Distintivo Restaurantes VIANDA RESTAURANTE
Avda. Jose Antonio, 16
28490 Becerril de la Sierra
www.restaurantevianda.es
Disponen de carta especial para celíacos.
Distintivo Restaurantes PIZZANISIMA
Avda. Infante Don Luis,13
28660 Boadilla del Monte
Tel: 91 633 84 48
Envío a domicilio
Distintivo Restaurantes EL CUCHARÓN.
COMIDA PREPARADA, ASADOR DE POLLOS.

C/ Santa Ana 30
28723 Pedrezuela
Tel: 91 843 33 10
Tel: 630 683 947
Abierto findes de semana y festivos
Distintivo Restaurantes LA FAMILIAR RESTAURANTE
Plaza de la Encina, 10-11
28760 Tres Cantos
Tel: 91 806 30 96
www.lafamiliar.es
Celebran cumpleaños
para niños por las tardes
Distintivo Restaurantes RESTAURANTE TRATTORIA ABRUZZI
CC. Garena Plaza, Parque de negocios.
Av. Juan Carlos I, 13 Locales 9 y 10
28806 Alcalá de Henares
Tel: 91 830 04 90
www.trattoriasabruzzi.es
Distintivo Restaurantes RESTAURANTE EL ALBERO
C/ Paquito Muñoz 5.
28806 Paracuellos del Jarama
Tel: 91 658 09 89
Cocido madrileño sin gluten los miércolesNUEVO
Distintivo Restaurantes ASADOR DE COBEÑA
C/ de las Bodeguillas, 5
28863 Cobeña
Tel: 91 620 90 97
Distintivo Restaurantes BOCADITOS Y TAPAS
C/ Madrid, 63. (Junto Cibelina)
28901 Getafe
www.bocaditosytapas.com

Los siguientes han cerrado
  • C.C."Bulevar" (Getafe);
  • C.C."Cuadernillos" (Alcalá Henares);
  • C.C."Sector 3" (Getafe);
  • C/ La Oca (Madrid);
  • Glt. Amazonas (Valdemoro)
  • Distintivo Restaurantes BAR DE TAPAS "LA MORENITA"
    Avda. de Borbón, s/n
    28903 Getafe
    Tel: 91 682 30 03

    Es conveniente llamar previamente para reservar e indicar el número de personas celíacas que van a acudir.